La parálisis cerebral es una de las discapacidades infantiles más comunes. Es un trastorno permanente que afecta a la psicomotricidad y no tiene cura conocida. El acercamiento a esta discapacidad infantil se enfoca en el tratamiento de los niños y niñas afectados, a través de la intervención médica y tratamientos existentes para el desarrollo personal. Los tratamientos se introducen en la vida diaria del niño o niña y se realizan en el transcurso de toda su vida. Si la persona afectada recibe una atención adecuada que le ayude a mejorar sus movimientos, le estimule su desarrollo intelectual, le permita desarrollar el mejor nivel de comunicación posible y estimule su relación social; podrá llevar una vida plena.
Los niños y niñas que presentan parálisis cerebral además de la dificultad motriz pueden presentar problemas expresivos y receptivos de la comunicación, ya sea por la afectación del lenguaje, el habla, la voz y todos los sistemas que posibilitan la comunicación humana. Estos problemas hacen que las personas con parálisis cerebral queden relegadas a un segundo plano en los procesos de socialización y de manifestación de sus necesidades básicas (Marchesi, 1999, pp. 311-316).
Es por medio del lenguaje que se construye el mundo que nos rodea y el significado que se le da al mismo para que adquiera sentido la vida. En el caso de niños y niñas con parálisis cerebral emergen varias situaciones que perturban la comunicación, como ser la alteración de la capacidad de entender a los otros y de expresarse a si mismo, así como participar en el desarrollo creativo de significado con otros; que es la base de la interacción humana. Otra situación en la que se dificulta y empeora la interacción se da debido a las limitaciones para manejar otros sistemas de comunicación distintos del oral. También se altera la capacidad de conectar el referente con sus significados, por lo tanto la capacidad de generar y entender el mundo. Finalmente se puede alterar la capacidad de manifestar deseos y manifestar intencionalidad (Castro Rebolledo, 2006, pp. 2-3).
Cuando el niño o niña comienza la escuela y en los años de la adolescencia empiezan los grandes desafíos que pueden llegar a ser problemáticos. Al culminar los años de escuela algunos de los servicios de apoyo ya no están a su disposición y empiezan la vida adulta sin la seguridad de la escuela y con un futuro incierto. Para dar respuesta a esta problemática se necesita brindar al niño o niña estrategias para sobrevivir en el mundo exterior haciendo hincapié en su desarrollo integral.
Los niños y niñas que presentan parálisis cerebral además de la dificultad motriz pueden presentar problemas expresivos y receptivos de la comunicación, ya sea por la afectación del lenguaje, el habla, la voz y todos los sistemas que posibilitan la comunicación humana. Estos problemas hacen que las personas con parálisis cerebral queden relegadas a un segundo plano en los procesos de socialización y de manifestación de sus necesidades básicas (Marchesi, 1999, pp. 311-316).
Es por medio del lenguaje que se construye el mundo que nos rodea y el significado que se le da al mismo para que adquiera sentido la vida. En el caso de niños y niñas con parálisis cerebral emergen varias situaciones que perturban la comunicación, como ser la alteración de la capacidad de entender a los otros y de expresarse a si mismo, así como participar en el desarrollo creativo de significado con otros; que es la base de la interacción humana. Otra situación en la que se dificulta y empeora la interacción se da debido a las limitaciones para manejar otros sistemas de comunicación distintos del oral. También se altera la capacidad de conectar el referente con sus significados, por lo tanto la capacidad de generar y entender el mundo. Finalmente se puede alterar la capacidad de manifestar deseos y manifestar intencionalidad (Castro Rebolledo, 2006, pp. 2-3).
Cuando el niño o niña comienza la escuela y en los años de la adolescencia empiezan los grandes desafíos que pueden llegar a ser problemáticos. Al culminar los años de escuela algunos de los servicios de apoyo ya no están a su disposición y empiezan la vida adulta sin la seguridad de la escuela y con un futuro incierto. Para dar respuesta a esta problemática se necesita brindar al niño o niña estrategias para sobrevivir en el mundo exterior haciendo hincapié en su desarrollo integral.